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Artistas, poetas, músicos, visionarios, locos e iluminados... Muchos han podido rasgar el velo que mantiene a ciegas al grueso de la humanidad y se han dado a la tarea de plasmar en el lienzo, en la piedra, en las barras del pentagrama, o en folios vírgenes, las claves de la realidad oculta.

Baco y Ariadne (Tiziano)

Los detalles acerca de la simbología empleada por Tiziano en esta pintura, están basados en comentarios realizados por Jeff Foster, miembro del Equipo de Investigación Cassgroup.

Esta pintura representa la transición de la 3ra. a la 4ta. densidad. Inclusive presenta claves que sugieren el momento específico en que se dará esta transición, tal y como explicaremos enseguida. Primero, Ariadne aparece como ya liberada de la 3ra. densidad, con la dualidad masculina/femenina en balance perfecto: un cierto carácter andrógino que puede resultar perturbador a la luz de los conceptos limitados de la presente realidad, pero que más bien sugiere al ser realizado, no fragmentado, completo, que ha operado en sí mismo la transformación alquímica y la armonización de los opuestos). Ella ha dejado los placeres de la carne y la "vasija vacía" (referencia al cuerpo físico no sublimado) atrás de sí. Con su mano extendida, de la cual solo 4 dedos son visibles (clave que sugiere su actual residencia en la 4ta. densidad), parece estar sosteniendo el plano divisorio, la puerta virtual entre densidades (el espejo de Alicia), abierta por efecto de la "onda" (visible sobre su hombro izquierdo) mientras Baco hace un último esfuerzo denodado por pasar al "otro lado". Sus ojos y los de Baco están encontrados, como para derivar fuerzas el uno del otro, su amor operando como un amplificador de estas fuerzas claramente invertidas con resolución en mantener abierta la ventana. Ambos parecen unidos en la esperanza de no perderse el uno al otro en medio de la escala enorme de los acontecimientos.

Todo parece girar alrededor de la figura de Baco. Él está como suspendido, mitad afuera mitad adentro de la boca de la criatura (la Matriz holográfica de la 3ra. densidad), pero el camino de salida se mantiene abierto gracias a sus esfuerzos. Baco es un alma avanzada, según lo delatan una serie de claves sutiles, como por ejemplo el hecho de que viaja por sobre las cabezas de todos los demás en un vehículo que multiplica la velocidad de suprogreso. Su pie más alejado se encuentra firmemente plantado en el carruaje que representa el movimiento lineal del tiempo en la presente realidad, mientras que su pie derecho, con el que da su primer paso fuera del paradigma del tiempo lineal hacia la nueva realidad dimensional, está pasando por sobre la rueda del carruaje (que a su vez representa el reloj cósmico que marca el paso de los macro-acontecimientos evolutivos). Obsérvese como la rueda tiene doce rayos o divisiones, al igual que la carátula de un reloj, y el pie derecho de Baco está perfectamente alineado con la posición exacta del número 12. Este número marca el fin de los tiempos (pero a la vez el inicio de un nuevo ciclo). Si miramos todas las claves contenidas en el objeto que representa el paso lineal del tiempo (el carruaje), es decir, los dos leopardos que tiran de él ("2" por delante), el carruaje en sí que queda vacío a la salida de Baco, como simbólico del cero (0), y el número 12 en la carátula del reloj, tenemos 2012, año en el que coincidentemente el calendario Maya marca el fin del presente ciclo.

Dentro de los personajes que vienen en procesión detrás del carruaje de Baco, y que representan a las multitudes de la 3ra. densidad, vemos un compendio de debilidades que nos mantiene atados a la 3ra. densidad: la vanidad (la bella mujer que porta el espejo de mano), la ira (claramente reflejada en el rostro del hombre cuyo progreso es impedido por fuertes lianas), la indolencia (la figura obesa que cabecea mientras monta a lomo de asno), la gula (el hombre con la pierna de carnero en alto), la lascivia (la mujer con las ropas en desarreglo y el pecho descubierto), la avaricia (el hombre en posición rezagada que carga un pesado saco en medio de la algarabía general), etc.

Uno de los personajes que más llama la atención es el de la pequeña niña "híbrida" (mitad humana, mitad bestia). Camina con absoluto aplomo mientras prácticamente va a la cabeza de la comitiva y, a primera vista parece totalmente inofensiva, con una sonrisa ligeramente maliciosa enmarcada por una cara angelical. No obstante, una vez que se examina esta figura, resulta evidente que es extremadamente peligrosa. Pareciera tener la habilidad de moverse a placer entre una y otra densidad, juzgando por su posición dentro de la pintura, y además lleva una especie de honda que no resultaría demasiado amenazadora si no fuera por la cabeza cercenada que deja, sin el menor remordimiento, esta especie de fauno malicioso a sus espaldas. Obsérvese como además es la única figura que mira hacia el espectador, como totalmente consciente de que la escena está siendo inmortalizada (ella ve y conoce cosas de las que los demás no tienen siquiera idea).

Parece que el único que se ha percatado de la peligrosidad de este fauno es el pequeño perro que se le enfrenta valientemente (símbolo de el "instinto") y le ladra en actitud de claro desafío, como para advertir a Baco y Ariadne sobre su presencia.